Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
(Mateo 28:19-20)
¿Alguna vez te has sentido solo? Son muchas las situaciones de la vida que pueden hacernos tener esa sensación. Estar fuera de casa, de viaje, en el hospital, preso, sin refugio... Cuando perdemos a alguien que amamos mucho... Son muchas las posibilidades para sentirnos solos. O tal vez estás en uno de esos momentos en los que, aun estando rodeado de personas, te sientes solo.
Sea cual sea tu caso confía que Cristo está presente siempre. Los versículos de hoy contienen una orden y una promesa verdadera de Jesús. Él prometió y cumplirá porque él es fiel. Los discípulos oyeron el mandamiento de hacer otros seguidores seguido por la promesa más maravillosa: ¡la presencia constante de Cristo! Si entiendes eso por la fe, nunca volverás a sentirte solo. Aunque parezca que lo estés, confía que Dios está contigo.
¡Jesús está contigo ahora mismo!
- Cree la Palabra de Dios aunque las circunstancias digan lo contrario. ¡Él está contigo!
- Ora y pide a Dios que llene tu corazón con la confianza de que él estará siempre presente.
- ¡Obedece! Si haces lo que Jesús mandó en estos versículos estarás en contacto constante con personas para discipularlas y enseñarlas. Esto también te ayudará a no sentirte solo.
- Lee y estudia la Biblia. Busca enfocarte en la voluntad de Dios y no en la apariencia o en los sentimientos tristes.
- No es bueno estar solo. Busca una iglesia, conversa con los hermanos en la fe, haz nuevos amigos.
- Busca la reconciliación. Quizás dejaste a alguien de lado en tu vida. Perdona, pide perdón y renueva la comunicación.
Para orar:
Señor Dios, hay momentos en los que me siento muy solo. Ayúdame a confiar y a tener la convicción de que tú no me abandonas nunca. Aunque vengan tiempos difíciles, si tú estás conmigo, no temeré. Enséñame a obedecer tu Palabra y a cumplir tu propósito, haciendo que otras personas te conozcan y te sigan. Muchas gracias por tu presencia constante en mi vida. En el nombre de Jesús oro. Amén.