... de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.
(Colosenses 3:13)
El perdón es una de las actitudes más valiosas entre el pueblo de Dios. Infelizmente, son pocos los que logran ponerlo en práctica. Tal vez porque está relacionado de cierta manera al valor propio o al orgullo personal. Aun así, Dios nos invita a tratar a los demás tal como él mismo nos ha tratado a nosotros. Cristo nos perdonó una enorme deuda que teníamos en su reino. ¿No podemos, entonces, perdonar a las demás personas que, de la misma manera, nos fallan?
El perdón envuelve las emociones, la fe y el carácter, dando prueba de nuestra madurez cristiana. Cuando perdonamos, reconocemos que nosotros también hemos sido perdonados y que muchas veces tenemos necesidad del perdón. La parábola de Jesús sobre los dos deudores en Mateo 18:23-35, nos enseña precisamente eso. Habiendo recibido una dádiva que representa millones en el reino de Dios, ¿no estaríamos dispuestos a perdonar algunos centavos que nos deban en esta tierra?
Abre tu corazón para perdonar:
Piensa sobre las muchas fallas que has cometido en tu vida.
Si todavía no te has arrepentido ni las has confesado, puedes hacerlo ahora mismo.
Cuando nos arrepentimos y dejamos nuestros pecados atrás, Dios no los recuerda más. Intenta olvidar también las ofensas sufridas.
Trae mucha paz cuando liberamos el perdón. Pídele a Dios que te ayude a perdonar a todos los que te lastimaron en el presente y en el pasado.
Ten el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús (Filipenses 2:5-11).
Lee la Palabra de Dios. Con ella aprenderás sobre la importancia del perdón.
Todos hemos cometido fallos y tenemos necesidad del perdón del Señor y de las personas.
Para orar:
Señor Dios, gracias por tu perdón genuino e incondicional que nos has concedido a mí y a todo tu pueblo. Es realmente maravilloso ser alguien perdonado sin tener que vivir más con el peso de la culpa y de la vergüenza. Ayúdame a perdonar siempre a los que me ofenden. ¡Es tan difícil a veces, Señor! Enséñame a entender que el perdón es la única salida cristiana para nuestras relaciones dañadas. Que entendamos que perdonando, somos perdonados. Ayúdame a parecerme más a Jesús en el amor y el perdón. Amén.