¡Vive con poder!

Written on 11/13/2023
Ministerio Camino del Rey


...pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.
-- 2 Corintios 12:9

Lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en una vida de poder es alguien fuerte, imperturbable, lleno de autoridad y de capacidades, ¿no es cierto? Sí, eso es lo que normalmente pensamos. Pero esa no es siempre la realidad. A veces solo logramos descubrir nuestra gran fuerza cuando estamos más frágiles. Es fascinante ver cómo la lógica de Dios parece confundir nuestra comprensión natural sobre la fuerza y el poder. Pero cuando somos débiles en nuestra propia fuerza, es que somos fuertes con la fuerza que viene de Dios.

En este versículo leemos la respuesta que Dios le dio a Pablo después de que él oró 3 veces pidiendo librarse de un gran sufrimiento. ¡La gracia de Dios basta! Y su poder se perfecciona en nosotros cuando somos débiles. La "espina clavada en la carne" de Pablo servía para activar su confianza total en el poder de Dios. Así también nosotros, cuando nos debilitamos debido a los sufrimientos de la vida, encontramos el poder mayor que proviene de Jesucristo. ¡Lograremos vivir con poder de verdad cuando nos apoyemos en la fuerza de Dios y no en nosotros mismos!

Vive con poder por la gracia de Dios
Si te sientes debilitado o quebrantado física o emocionalmente, reúne todas tus fuerzas para creer en Dios de todo corazón.
Ora y clama al Señor cuando pases por aflicciones. ¡Él te da gracia y poder para vencer!
El Espíritu Santo te da poder para vencer el pecado y autoridad para testificar acerca de Cristo (Hechos 1:8)
Aprovecha tus problemas para desarrollar una amistad más profunda con Dios.
Agradece por la gracia de Dios y por su presencia en tu vida. ¡Él te fortalece!

Para orar:
Señor Dios, ayúdame a vivir con poder a través de la gracia de Jesucristo. Yo soy pequeño y débil, Padre. Sin ti no puedo hacer nada. Solo tu gracia me basta. Tú eres bueno, eres el Dios todopoderoso... Enséñame a confiar en ti en los momentos que enfrente de mayor debilidad y sufrimiento. Te doy gracias por tu presencia que me renueva cada día. Quédate conmigo ahora y siempre, mi Señor y mi Dios. En el nombre de Jesús, amén.